ahora que ha entrado la primavera no parece muy buen momento para hablar de mantas en el sillón, pero no nos engañemos, la borrasca amenaza nuestros días de vacaciones, así que aún estamos a tiempo de disfrutarlos descansando bien acurrucados y calentitos en nuestro sillón favorito. De hecho yo ya voy a comprar unas para mi nuevo apartamento.
Ese sillón de tapicería blanca con vivos negros queda maravillosamente arropado, nunca mejor dicho, con esas dos mantas, una gris y otra mostaza colocadas bajo el cojín y sobrepuestas de manera que parecen una sola con una franja vertical. La verticalidad queda rota y el conjunto rematado visualmente a la perfección con el cojín negro de círculos blancos.
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