Desarrollar la Autoestima, nos ayuda a descubrir el cambio interno en nosotros mismos, hacer si hacemos las cosas desde el punto de vista del amor y del servicio.
La Autoestima: Es aprender a quererse uno mismo
Las creencias
Nuestras creencias, son la parte fundamental de nuestra vida. Lo que creemos, se manifiesta; nuestros pensamientos son órdenes que serán obedecidas y las veremos reflejadas en nuestra vida como experiencias. Si piensas en miedo, en carencias, en desamor y fracaso, actuarás como un imán para ello, atrayéndolo de manera natural, instantánea, convirtiéndose en tu realidad inmediata.
Exactamente lo mismo pasa cuando pensamos en dinero, amor o éxito, éstos vendrán de manera fácil, casi sin buscarlos provocando milagros diarios en nuestra vida. Los pensamientos del presente, crean nuestro futuro. El pensamiento y las palabras van juntos, ambos contienen vibraciones energéticas que atraen lo que llaman, sucesos de la misma calidad de sus vibraciones.
Los pensamientos son sólo eso, y pueden cambiarse, nosotros tenemos el poder de hacerlo, es sólo una programación. Nosotros somos los únicos responsables de la vida que nos hemos construido, no podemos culpar al destino, a nuestros padres a la suerte o a Dios; si aceptamos nuestra responsabilidad, nos estaremos dando la oportunidad de elegir un cambio consciente, que no nos permita volver a nuestras creencias negativas y desde luego a nuestra vida llena de sacrificio y sufrimiento.
Ejemplos de Creencias Negativas:
"Nadie me quiere"
"Todo el mundo me hace daño"
"No tengo dinero"
"No tengo capacidad para un empleo mejor"
"Soy fea"
Si analizamos las afirmaciones anteriores, nos daremos cuenta que las podríamos resumir en una sola frase: Baja Autoestima. Es el resultado de no valorarnos como personas, como trabajadores, como seres capaces de inspirar amor, admiración, etc. Es lo que nosotros creemos y es lo que estamos viviendo.
Nuestro Pasado
Nuestra vida actual, es reflejo de un pasado arraigado a nosotros. Las experiencias que vivimos, nos hicieron pensar que así era la vida. Lo que vimos en nuestro entorno, nuestra sociedad y los acontecimientos, fueron la influencia que nos dio un patrón determinado de pensamientos.
¿Recuerdas como fue tu infancia?
¿Tu adolescencia?
¿Cómo fueron tus padres?
¿Qué aprendiste de ellos?
Nuestros Padres
Nuestros padres son la principal fuente de creación en nuestro patrón de creencias. Si tuvimos la suerte de vivir en un hogar lleno de amor, de unión y felicidad, ¡tenemos parte del camino ganado! y habrá poco que restaurar. Pero si pertenecemos a una familia agresiva, que nos repitió incontables veces "Eres un inútil" "Nadie se va a fijar en ti" "El éxito es para los ricos" "Los hombres no lloran" etc., entonces te darás cuenta, que una gran lista de estas ideas limitantes están construyendo tu realidad actual y que aparte tienes que luchar contra una gran dosis de resentimiento, culpa y rencor, no sólo hacia tu familia, sino también hacia ti mismo y hacia el mundo entero. De la Biblia podemos sacar una enseñanza vital: "No juzgarás a tu padre ni a tu madre". Esta frase no es casualidad, tiene varias razones:
Nuestros padres hacen lo mejor que pueden, con las armas que tomaron en su experiencia con el pasado. Si a ellos no les enseñaron lo que es el amor, no pudieron aprenderlo y por consecuencia no te lo pudieron enseñar, en este caso, el amor encierra todo, y entre ello se encuentra el autoestima, una persona con falta de autoestima puede tener muchos matices al manifestarse, desde tener actitudes violentas (para obligar a la gente a la aceptación de sus ideas) como un carácter debilitado y temeroso de enfrentarse a la vida.
En este mundo no hay culpables, todos somos partícipes de un rol que desempeñamos por acuerdo mutuo entre Dios y nosotros. Esto se da desde otros planos. Ahí es donde elegimos la vida que llevaremos aquí en la Tierra, desde la ciudad en la que naceremos, hasta nuestro color de piel, y desde luego, también hemos escogido a los padres que cuentan con los elementos que nosotros necesitamos como aprendizaje. De todo lo malo que hayamos podido absorber, podemos también descubrir que aprendimos cosas buenas.
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